Este libro ha sido el más adictivo en mucho tiempo. Supongo que
es un tópico común en las relaciones de pareja, un cliché, o tal vez un karma que debe superar cada ser que está en
este mundo. Supongo que es cuento de hadas real que tenemos todas las mujeres
implantados en el cerebro. No es el de la chica humilde que de pronto encuentra
a su príncipe y éste la rescata y le cambia la vida. Es el de la chica
perfecta, tan buena, tan inocente (porque inevitablemente todas somos inocentes
al inicio) que de pronto encuentra al chico malo y éste la conquista. La saca
de la burbuja en donde ella tiene el control de todo, la saca de sus esquemas,
se enamora de ella dejando de lado su
naturaleza esquiva e insensible y comienza a abrirle su corazón. Quien diga que
las mujeres esperamos el “y vivieron
felices por siempre” está equivocado. Tal como decía el Sr. Bennet, las
mujeres anhelamos que nos rompan el corazón, anhelamos el sufrimiento amoroso,
la añoranza por lo que tuvimos o podríamos tener, pero con drama de por medio o
no nos sentimos vivas. Porque nos guste o no, la felicidad es tan momentánea y
su efecto tan imperceptible y el dolor es tan profundo, tan real, tan duradero,
y eso es lo que nos hace sentir realmente vivas, ése sensación de dolor porque
es perceptible, tan real, casi tangible. La felicidad por el contrario es tan
irreal. Por eso es que cuando estamos felices nos sentimos en las nubes, como
si no estuviera sucediendo, como si fuera un cuento. ¿Será que el estado
natural del hombre es el dolor, aprender a sentirlo, a reconocerlo, a
superarlo? Tal vez la felicidad sólo
exista a modo de consuelo, para los débiles que no son capaces de lidiar con el
dolor, son pequeñas pausas para que sobrevivan, pero un estado irreal, casi
alucinógeno, y no un fin en sí mismo. Escribo esto y me pregunto si a alguna
chica no le ha pasado lo de la historia romántica con el chico incorrecto, en serio. De pronto se
vuelve más claro que la vida de todas las mujeres es una novela. Tantas
situaciones dignas de contar, tantas miradas furtivas y corazones rotos. Al fin
entiendo cómo funciona la vida y qué se pierde después…
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